Los congresos anarquistas han servido históricamente para fomentar el apoyo mutuo entre las personas que se consideran como tales. Desde siempre este apoyo mutuo ha servido para crear una chispa en la sociedad y así propagar una luz dentro de las tinieblas que recorren la humanidad capitalista. Esa luz es el fuego creado por la chispa revolucionaria que permite visualizar a lxs anarquistas que luchan por una idea común.
Como anarquistas decimos que no tenemos por qué escondernos y dar el grito revolucionario a escondidas, entre círculos pequeños y en las tinieblas de la sociedad capitalista por temor a las represalias civiles. Como anarquistas somos el fuego que crea la chispa y la luz, por lo tanto, el grito revolucionario debe ser a viva voz, enfrente del mismo Estado y su aparato represivo, no a espaldas del pueblo, sino que con el pueblo y para el mismo. Levantando la política por sí misma; organizando la fuera de la corrupción y el campo estatal.
Así, un congreso anarquista permite profundizar el apoyo mutuo entre lxs compañerxs, pero más importante aún, permite crear una chispa revolucionaria en las mismas narices del Estado, haciéndole ver que no le tememos y no nos escodemos; ni nosotrxs, ni nuestro odio hacia sus instituciones. Como anarquistas existiremos por siempre, aquí estamos y aquí nos quedaremos. Salud.
¡Organízate, lucha y crea!
¡Que viva la anarquía: amor, solidaridad y fraternidad!