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Un ambulante más, un cesante menos

El trabajo ambulante ha sido una característica histórica de los pueblos latinoamericanos, desde mucho antes que se constituyeran los estados, los pueblos indígenas viajaban largas distancias para intercambiar sus alimentos. Cuando aparece el estado, se extiende la colonización y el extermino de las culturas ancestrales, la actividad del intercambio fue mal vista y los pueblos indígenas comenzaron a adaptarse por la fuerza, aun así, en la actualidad podemos ver como las Mapuche en Temuco siguen viajando grandes distancias para intercambiar sus alimentos, pero ahora por dinero. Hay innumerables registros de la policía persiguiendo a las Mapuche, golpeándolas y destruyendo sus alimentos, medida de persecución al trabajo ambulante que en todo el país lleva el sustento a miles de familias y que el estado le declara la guerra porque no paga impuestos.

Pensamos que cuando la represión estatal se deja caer sobre trabajadores, la solidaridad debe ser inmediata, y no hacemos diferencia entre la Mapuche que históricamente ha realizado esta actividad, a compas que venden comida en la calle, y trabajadores que venden diversos productos en la vía púbica.

En estos meses de protestas en Chile, se habla de las diferentes problemáticas que atraviesa nuestra clase y de los múltiples atropellos policiales que venimos denunciando hace años. Se habla de derechos y de modificaciones legales para solucionar los problemas, nos preguntamos ¿Cuándo el estado y sus defensores han querido solucionar algo en beneficio de nuestra clase? Las últimas dos veces que metieron mano, lo único que lograron fue seguir llenándose los bolsillos de dinero y acumular y acumular privilegios. ¿O creen que se nos olvidó cuando inventaron una crisis durante el gobierno de Allende, para validar el golpe de estado que aseguró una institucionalidad y economía en beneficio de los más ricos del país? ¿O creen que se nos olvidó cuando los que decían estar contra la dictadura inventaron que “la alegría ya viene”? ¡Ya basta de mentiras! ¡Ya basta de engaños!

Si el trabajo es un derecho ¿Por qué el estado impide que trabajemos? La respuesta es simple, el estado quiere robar una parte de nuestro trabajo y a eso le llaman impuesto, pero cuando los empresarios hacen grandes fraudes de impuestos, el estado no los persigue ni encarcela, porque al estado lo único que le importa es proteger a los ricos y castigar a los pobres, esa es la alegría que trajeron estos mentirosos que ahora dicen que la salvación es una nueva constitución; Pero, es verdad que queremos acabar con el legado de la dictadura, con la constitución de Pinochet y con los mentirosos de “la alegría ya viene” que también son parte de lo mismo.

El trabajo ambulante representa a miles de trabajadores, incluso a familias que de generación en generación han practicado este trabajo, no tenemos por qué pedir ni pagar permiso para trabajar, los impuestos que se le perdonan a los ricos y que se les exige con violencia a los pobres, no nos interesan. La policía que todos los días está reprimiendo al pueblo que exige dignidad y justicia, es pagada con nuestros impuestos. Los hospitales denigrantes, donde hay grandes listas de espera y faltan medicamentos, deberían ser la prioridad de lo que se recauda por impuestos, pero la prioridad del estado es invertir en represión contra el pueblo que se levanta y que mueran todos en lista de espera.

Hacemos un llamado a nuestra clase, a evadir impuestos en todas las formas que sea posible, a apoyar el trabajo ambulante y todos los locales de barrio que no paguen impuestos. Ya basta de que nos roben, basta de alimentar a políticos parásitos, basta de financiar a la policía que tortura y asesina.

TRABAJAR NO ES DELITO

UN AMBULANTE MAS, UN CESANTE MENOS

¡ARRIBA LXS POBRES DEL MUNDO!